Cuando llegan las anheladas vacaciones y tenemos la oportunidad de visitar otros países, existen lugares comunes. Ya sea recorriendo occidente o disfrutando de una lejana travesía asiática, hay algo que nuestra mente reconoce: las marcas comerciales.

Así es, las marcas como embajadoras, como demostración de que el planeta tiene grandes coincidencias, como símbolo de admiración y refugio cuando dudamos del producto local.

Telcel es un referente, es parte de cualquier «skyline», como todo aquello que «siempre estará».

El orgullo de trabajar en una Organización tan visible y reconocida provoca que lo laboral se mimetice en una experiencia. No solo por reconocer la marca como parte del paisaje, sino por el producto que comercializamos. ¿Qué comercializamos? El futuro. Así es, estamos convirtiendo aquellas películas de Hollywood en realidad.

Somos nosotros quienes producimos magia con la tecnología que ofrecemos y al conectar a más de 80 millones de personas en México. Nosotros sacamos al conejo del sombrero para sorprender, como con la 5G y el anuncio de que ahora las cosas tendrán puentes de entendimiento con soluciones que mejorarán la operación de los hogares y ciudades. En nosotros piensa un adulto que de niño miró la película «Volver al Futuro».

Justamente ahí entramos nosotros, fusionando la magia de la tecnología con la presencia en casi cada esquina de nuestro país. Los Colaboradores, abierta o secretamente, nos admiran. Por ello, el promedio de antigüedad laboral es tan alto, la gente en campo toma riesgos, existe agradecimiento a la estabilidad económica e incluso tomamos fotos con nuestro divertidísimo Renato.

Así como los arquitectos caminan o circulan con orgullo en las grandes obras que diseñaron, nosotros lo experimentamos cuando el 70% de las personas en México sacan de su bolsa un teléfono celular. Dentro de esos diseños que los fabricantes realizan, estamos nosotros como agentes que le dan vida y sentido a cada equipo. Somos un corazón tecnológico que llena de vida un aparato que ya es de primera necesidad; un corazón que entiende al Cliente y se adapta para ofrecerle mejores soluciones, que late con independencia de los tiempos o los competidores.

Como dice el título de este artículo, Telcel es parte de todos los paisajes. Desde la marca como componente visual, hasta parte de nuestra propia vida: tenemos el desayuno al centro, la familia al frente y la línea celular a un costado.

Esto hacemos y nos genera orgullo, creamos líneas de ida y vuelta entre la gente, gracias a nosotros se constituyen negocios, fortalecen amistades y cuidan familias; líneas que eliminan soledades y miedos, que informan, divierten y nos hacen diferentes.

Pablo Picasso dijo: «La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.» Nosotros venimos diario a trabajar a Telcel para contribuir a la magia, a la marca que nos asombra y, ¿por qué no? para continuar como parte del paisaje.